A la revista Quercus, decana y referente de la prensa ambiental española desde su fundación en 1981, solo le faltaba imprimirse en papel certificado FSC para ser perfecta. Y lo consiguió en enero de 2016. Dos años antes, tres de sus trabajadores [Rafael Serra, José Antonio Montero y Miguel Miralles] se lanzaron a la valiente aventura de adquirla ante el peligro de cierre de la publicación.

Con una tirada que ronda los 15.000 ejemplares han logrado mantenerse sin pérdidas, algo inédito en el actual panorama editorial español. Y seguir fieles a su cita en los quioscos con los lectores, a pesar de que ambos, lectores de papel y quioscos, están tan en grave peligro de extinción como las aves, insectos o plantas que cada mes ilustran sus portadas.

¿Ha sido muy complicado y/o costoso editar la revista en papel FSC?

Uno de los primeros objetivos de la nueva fase que iniciamos en 2013 fue usar papel con certificación FSC. Algo que logramos a los dos años, después de mucho buscar una imprenta que nos ofreciese un precio del papel certificado asumible para la precariedad en la que nos solemos mover los pequeños (en cuanto a capacidad económica) proyectos independientes como el nuestro. Cada vez se va reduciendo más la diferencia del coste del papel FSC y el que no lo es, una muy buena noticia para un sector tan tocado por la crisis como el de las editoriales.

¿Qué aporta el logo de la sostenibilidad forestal a su publicación?

Aporta sobre todo coherencia. Nosotros vendemos información destinada a mostrar las amenazas a la biodiversidad y el valor que tiene una naturaleza bien conservada. Nuestros lectores nos buscan y nos compran por eso. Elegir papel FSC, tanto por la pequeña contribución que podamos hacer a la sostenibilidad forestal como por el gran peso simbólico que tienen este tipo de elecciones, es un paso más en nuestra idea de una revista y un proyecto en sintonía con los valores e inquietudes del público de Quercus.

¿Creen que sus lectores valoran esta apuesta por el papel certificado?

Nos consta que sí, ya que han sido muchas veces ellos mismos quienes se han dirigido a nosotros pidiéndonos el cambio a papel FSC y con toda la razón del mundo. No es que tras esta decisión vayamos a vender más, ni era nuestro objetivo al elegir FSC. Pero sí que estamos seguros de que muchos de los lectores que ya compraban Quercus tienen ahora en sus manos una revista aún más acorde o conectada con lo que realmente les importa.

Como expertos en información ambiental, gracias a estos 37 años de contacto directo con científicos, naturalistas y ecologistas tendrán un buen conocimiento de la evolución de la naturaleza en nuestro país. ¿Vamos a peor o a mejor?

En ciertos asuntos puntuales o de mucha repercusión pública vamos a mejor. Por poner algún ejemplo, la situación de especies emblemáticas que estaban en una situación muy complicada hace no tanto, como el lince ibérico, el águila imperial o el oso pardo, ha mejorado sin duda. También hemos ganado mucho en cuanto a la mayor protección legal de los espacios naturales. Pero los grandes retos que habría que superar para frenar la actual crisis del medio ambiente en la que estamos inmersos siguen ahí, incluso agravados. El cambio climático, la desaparición o contaminación de los hábitats naturales a causa de las actividades humanas, las invasiones biológicas o la desaparición silenciosa de plantas y animales de los que nadie se ocupa van a peor. Aún no hemos entendido que el futuro del planeta y sobre todo, el futuro de la humanidad, depende de que todos asumamos nuestra responsabilidad y actuemos en consecuencia.

¿Y cómo ven a los bosques? ¿Más cuidados o más abandonados?

Quizás en España, donde naturaleza y hombre han sido un binomio enormemente fusionado, el abandono del medio rural trae consigo hoy en día una recuperación de la superficie forestal mientras se pierden otros ambientes en parte modelados por la influencia humana que acogían también una gran biodiversidad. A nivel planetario es preocupante cómo, a costa de perder servicios ecosistémicos excepcionales que nos presta el bosque, seguimos explotando en exceso los recursos forestales que nos brinda o directamente lo eliminamos del territorio que ocupa para otros menesteres. Por suerte, iniciativas como la del sello FSC siguen trabajando para que sea compatible la conservación del bosque y su aprovechamiento.

La apuesta por las certificaciones ambientales da todo el poder (y la responsabilidad) a los consumidores ¿Creen que el consumo responsable es la nueva revolución verde?

La revolución del consumo es la gran revolución pendiente. La capacidad transformadora de un ciudadano con conciencia medioambiental que consuma de acuerdo a sus valores es tal que aún ni la vislumbramos hasta sus últimas consecuencias. Pero cuando llegue ese momento es importante que las decisiones de consumo, además de responder a los grandes retos ambientales de nuestros días, estén basadas en información de calidad y criterios avalados científicamente. Para ello es fundamental que ciencia y ecologismo estén muy sintonizados.